Recuperando el sentido del vivir

El tiempo va pasando y la realidad se va volviendo más pesada, fuerte y dolorosa. 

Intenta no pensar – aconsejan - pero… ¿Cómo se vive sin pensar?

Imposible vivir en el limbo cuando se está completamente lúcido

La única posibilidad sería mentirse a uno mismo y… ¿de que serviría cuando  la mentira no te va, tu conciencia es limpia, cristalina, ves, escuchas y sientes  lo que te hace pensar, reflexionar y llega a dolerte tanto?

¡Imposible, reverenda tontería hasta pensarlo!

Y todo viene al caso debido a que Susy – mujer  de  aproximadamente 60 años – de pronto nota, sin proponérselo, que dormía más, le costaba abrir los ojos en las mañanas, no sentía ganas de levantarse de la cama, no deseaba desayunar, y menos vestirse; había comenzado a preguntarse… ¿para qué? , no tenía donde ir y… si lo tenía su voluntad se negaba. ¿Alimentarse, comer? , no tenía ganas de cocinar, y si el apetito llamaba lo saciaba con alguna galletita que  en el frasco de vidrio todavía conservaba.

Después de haber pasado una o dos semanas dejándose estar, llego un día, puntualmente una mañana en que sin salir de su cama abrió sus ojos  y mirando el techo de su  habitación se dijo… -¿Qué es lo que deseas lograr, victimizarte… y con y para quien, no te das cuenta que a nadie  le interesa, no te das cuenta que sólo tú puedes hacer, para mal o para bien, por ti?

Salió de la cama, entró al baño, lavó sus dientes, rostro y… al tomar la toalla  se dio cuenta  que  olía demasiado feo, todo era una mugre, tomó una toalla limpia… con la otra era imposible secar su rostro, miro a su alrededor… ¡todo era una mugre!

Algo había sucedido en ella, se dirigió a la cocina, tenía apetito y deseaba desayunar, abrió la heladera y sólo vio un sachet de leche, una botella de gaseosa con menos de un cuarto de líquido en la misma y… ¡nada más!

También abrió la puerta del freezer, asombrada quedo  al ver  su interior totalmente vacío.

Puso el contenido de la gaseosa en un vaso y, con él en su mano,  se acercó frente a un espejo; se miraba, a través del mismo, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, no se reconocía… esa no era ella; ¿Qué le había sucedido?

Se sentó en el sofá  llevando lentamente el vaso, lo conservaba en su mano, a sus labios con una lentitud que desconocía en ella, saboreo la bebida sin dejar de pensar el modo de salir de ese letargo en que,  a pesar de que ya deseaba salir de él, todavía se encontraba.

No era para menos, se sentía cada vez más sola. Vivía sola y su soledad se acentuaba día a día...

Apoyó el vaso sobre la mesa ratona del living y recostó su cabeza sobre el respaldo del sillón, cerró los ojos y comenzó su balance interior

lo primero que se dijo fue:

-       Tengo que ser objetiva, ¡si debo retarme lo haré!,  y continuó…

-       Días, semanas que el teléfono no suena, el timbre del  apartamento… ¡tampoco! ; ¿Cuál será el motivo, por qué me esté sucediendo todo esto?

Pensó, pensó y pensó mientras su rostro se humedecía por las lágrimas que de sus ojos brotaban al darse cuenta que ella misma era la culpable de lo que le sucedía debido a que aburría a las personas al ser tan quejosa.

Verdadera ambivalencia, a su parecer, ya que lo que deseaba encontrar con su temática quejosa era que todos los que quería – familia, amigos – se acercaran más a ella y… de ese modo los había alejado más, demasiado para su gusto.



Avergonzada por haberse descubierto tomó el vaso de la mesita, se incorporó del sillón, se dirigió a la cocina, lo lavó, secó y guardo. Luego entró a su dormitorio, abrió el cajón donde estaba su ropa interior, tomó lo que necesitaba, como también preparo la ropa con la que iba  a vestirse. Se fue al baño, tomo una ducha y cuando ya estaba pronta, hasta había lavado y secado su cabello, también  le dio algo de color a su rostro… se paró frente al espejo y esbozando una hermosa sonrisa , mientras en él se miraba, sintió y veía  que era ella; inmediatamente fue en busca de la aspiradora, elementos de limpieza, ropa de cama limpia, tolla y toallón ... comenzó la tarea de limpieza y arreglo de su vivienda; mientras iba haciendo las labores  dejó en funcionamiento el lavarropas con toda la ropa sucia, llamo al supermercado, hizo el pedido de alimentos necesarios  y cuando terminó, noto que sus plantas la miraban agradecidas y contentas por el que no las haya olvidado y ya estuviese felizmente de vuelta… ¡cómo debía ser!

Sonriente, Susy siguió viva  y viviendo  disfrutando de cada segundo, de cada momento, de cada día soleado, de cada día lluvioso, del calor, del  frío, del otoño, del invierno, de la primavera, del verano, de la brisa, del viento, del mar y sus olas, de la montaña y las sierras, del gorrión, del picaflor, del jilguero… del resto de vida que le quedaba por vivir.

Sentada en el sillón del living, rodeada de la exquisita fragancia que emanaban las fresias y envuelta en la dulce melodía de Chopin , Susy, tomando conciencia y asumiendo… ¡volvió a sonreír!

Moraleja

Si tú no lo haces… ¡nadie lo hará por ti!

Toma conciencia, asume y no dudes que lo lograrás.

Emociones del Alma

Lilian B- Epstein

Derechos de autor Nº 902526

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