Viviendo la vida vamos pasando etapas, como  si viajáramos en un tren, con boleto de ida y  sin vuelta.

 Emprendemos el viaje en el primer vagón, luego pasamos al segundo y así sucesivamente, disfrutando de  hermosos paisajes, lo que nos provocan felicidad, y sintiendo como las lágrimas corren por nuestras mejillas por la tristeza y el dolor que nos causan otros; parando en muchísimas estaciones donde nos detenemos sin detenernos, para seguir conociendo más… ¡como en la vida misma!

Etapas que nos dan paso a otras en las que vamos acumulando distintas vivencias, diversos momentos… los cuales nos van dejando experiencias que nos engrandecen y fortalecen, siempre y cuando… que ante la diversidad de sentimientos entregados y recibidos, logremos reflexionar, tomar conciencia y asumir que en el vivir de la vida nada se logra si no nos basamos en el respeto, la verdad y la solidaridad, poniendo mucho amor en lo que hacemos y damos.

Pero para ello debemos trabajar mucho con nosotros mismos, conocernos por dentro, saber quiénes somos, que deseamos para nosotros y en pos del prójimo, para así seguir en el tren de la vida  dándonos y dando lo mejor de cada uno

Ya recorridos algunos vagones hemos conocido el amor, el desamor, la alegría, la tristeza, la riqueza y la pobreza, la grandeza y la miseria humana,  puede que sintamos que ya todo lo hemos aprendido, que nada similar, mejor o peor nos pueda suceder porque, así lo consideramos, hemos vivido y conocido mucho… nuestro  interior nos dices que ya nada podrá movilizarnos porque nada queda por conocer ni aprender en el resto de ese viaje.

Y es ahí donde nos sorprendemos al entender que quedan muchos vagones por recorrer, más etapas de vida por vivir, que todos los días aprendemos algo más, y la inseguridad hace que un frío inenarrable se apodere de nuestro ser.

La o  tú inseguridad hace que te sientes en una de las butacas y te aferres a ella.

Es que ya has crecido y te das cuenta que no es lo mismo que cuando vivías en el vagón de los 20, no, ya has  llegado al de los 60.

Asumes que en aquellos tiempos  pasabas de un vagón a otro sin pena ni gloria, aunque ni cuenta te dabas, y siempre encontrabas el bastón que necesitabas pero… pero hoy es distinto porque ya no lo encuentras tan fácilmente, te queda mucho por recorrer y te asusta la soledad en que te encuentras.

Hoy has tomado conciencia que antes avanzabas soberbiamente y sin importar lo que dejabas en el camino.

Tal vez quisieras volver a vagones anteriores, aunque sabes que es imposible. Y lo que tendrías que haber hecho hace tanto tiempo lo deberás hacer ahora.

Has asumido que debes encontrarte contigo mismo y lo que encuentras no te gusta, por tal motivo, y aunque te suene raro o imposible, te impones el cambio, ese que te hará sentir bien contigo mismo/a, ya que de no ser así el vacío y la negatividad seguirán en ti.

Sabe que la soberbia es un mal bicho, lastima, deja salpullido, cicatrices; jamás te dejes guiar por ella.

No te culpes, no te dañes ya que has logrado revertir tu sentir y hacer, lo que sin duda hará sigas recorriendo con seguridad, amor y paz todos los vagones del tren de la vida… ¡son muchos los que te faltan recorrer!

Sólo tú y nadie más que tú hará que ese recorrido sea disfrutable o no.

Anímate, ¡tú puedes!

Emociones del Alma

Lilian B. Epstein

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