Lamentablemente, por diversos motivos que desesperan a las personas, es común escuchar: ¡qué vida la mía!, esto no es vida!, también, dicen por ahí que unos nacen con estrella y otros estrellados.

Me he puesto a pensar mucho sobre ello, es que, según mi humilde parecer y sentir, venimos a la vida sin pedirlo, quiero pensar que en la mayoría de los casos somos brotes del amor de nuestros padres – es mi caso -  los que nos dan amor, cuidados, educación, enseñándonos entre muchas cosas, lo que esta bien o mal, o lo que es bueno o malo, nos van preparando para vivir la vida para que seamos seres seguros, bondadosos, leales, humildes, solidarios, con el ferviente deseo que vivamos sanos, felices y nada malo nos suceda.

Y en otros casos nacen a la vida criaturas, yo lo llamaría y con todo respeto, por casualidad… por diversos motivos no agradables por cierto.

En ambos casos llegará el momento de la independencia donde se deberá tomar conciencia  de que el camino a recorrer es el que nos dará las buenas o malas oportunidades, y que sólo viviendo vamos a ser, nosotros mismos, los que encontremos, en ese andar, lo que nos hará dudar, o lo que aceptaremos sin dudar.

Es posible que dudando o sin dudar sintamos que nos hemos equivocado, aunque muchas veces nos neguemos a aceptarlo, ya sea por amor, por comodidad o por orgullo.

Este es el punto en el que debemos dejar de caminar, sentarnos y reflexionar, saber que no somos expertos en vivir la vida, aunque así lo hayamos creído, y tomar conciencia y asumir nuestro error por la mala percepción que tuvimos, falta de experiencia, deslumbramiento, de lo que considerábamos era y sería maravilloso.

Entiendo que todo lo que nos sucede, trabajo, pareja, amigos, etcétera, no es porque estamos solos, siempre habrá otra u otras personas en las que creímos y nos fallaron o, debemos ser honestos con nosotros mismos, preguntarnos si no les hemos fallado a ellos.

Es el momento de, en un diálogo respetuoso, pedir explicaciones o dar explicaciones.

La vida se nos ha dado para vivirla, y en ese vivir aprender que de los errores, valga la redundancia, se aprende;  y no debemos caernos, sino asumir y seguir el camino, sabiendo que debemos sortear las piedras y pozos que en el encontraremos.

Puede que en ese recorrido tropecemos o nos veamos en el borde del pozo, pero eso no hará que caigamos en él o no nos debamos levantar por el tropiezo.

La experiencia se adquiere viviendo, esta en cada uno elegir el modo.

Sin importar estratos sociales, es cada ser el que elige el camino, según cree, correcto o incorrecto. Considero que no existe persona alguna que no sea consciente de lo bueno o lo malo,  no obstante ello, están los que se esfuerzan por lograr sus buenos cometidos, su buena calidad de vida honestamente, aunque les sea difícil escalar hasta conseguir su meta, y en muchos casos sin llegar a ella pero si disfrutando de cada paso, de cada logro; como también están los que optan por el más fácil, el cual considero el más difícil ya que todo lo consiguen mediante mentiras, estrategias deshonestas que a la corta o a la larga se volverán en contra de sí mismos, llevando a su entorno a una indigna calidad de vida.

Es por ello que considero que no debemos quejarnos de la vida, ya que somos nosotros mismos, cada quien, cada cual quien hace de su vivir más digno o indigno, más vivible o invivible.

Lo fácil dura poco, lo difícil perdurará por siempre.

Nadie nace con estrella o estrellado, tu eres el que hará que tu vivir brille como la más hermosa estrella, o en su defecto, vivas estrellado.

Tú eres el único/a  que tienes que exigirte, viviendo el disfrute de cada paso que des para llegar con lo mejor de ti a la buena y digna meta que te has propuesto.

No le exijas a la vida, exígele a tu vivir.

Emociones del Alma

Lilian B. Epstein

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